domingo, 4 de septiembre de 2011

Capitulo 4 Primer objetivo

      El viaje en el avión había durado muchas horas, me arrepentí de no haber llevado un libro o una revista, todo lo habíamos facturado y había permanecido en la bodega, por la ventanilla no pude ver nada, así que la mejor opción fue dormir, cuando desperté ya habíamos llegado y estábamos a punto de aterrizar, Roberta se abrochaba el cinturón y yo hice lo mismo, cuando el avión por fin se detuvo, nos bajamos y por lo menos yo tuve que aprender a caminar otra vez, había olvidado la ultima vez que hice un viaje tan largo, Roberta y yo no habiamos intercambiado ni una sola palabra en todo el trayecto, caminamos juntos con el resto de los pasajeros hasta la terminal, donde una cinta trasportadora iba sacando el equipaje, cuando salió el nuestro lo cogimos, Roberta abrió su maleta para asegurarse que el ordenador y el libro estaban dentro, cuando todo estaba en orden cerró la maleta, y me hizo señales para que la siguiera.

Iba detrás de ella y no pude evitar fijarme en su trasero, llevaba la falda tan corta… se detuvo, miró atrás de pronto y me pilló mirándola mientras caminaba, sonrió y siguió caminando pero esta vez contoneándose aún más.

-          << Lo esta haciendo a posta>> - deduje inmediatamente.

Llegamos a un control de la policía, había muchas cabinas cristalizadas, como en los bancos, y una pequeña barrera junto a cada una, Roberta fue a una y yo a otra.

-          Pasaporte, por favor – dijo la mujer policía en ingles, parecía que llevase muchos años trabajando allí y parecía querer que su turno acabase pronto.

Saqué mi pasaporte falso y se lo entregué, lo había hecho la agencia y me había servido para viajar con tranquilidad por toda Europa y Asia pero nunca lo había utilizado en EE.UU, la mujer comprobó algo en el ordenador y me devolvió el pasaporte.

-          ¿Motivo del viaje?
-          Turismo
-          Bienvenido a EE.UU

Accionó una tecla y la barrera se desbloqueó, pasé y cuando lo hice Roberta ya estaba esperándome.

-          Hablas muy bien ingles
-          Gracias – respondí - ¿ahora que?
-      Al hotel, hay uno a siete kilómetros de aquí se llama “Staybridge Suites Dallas – Las Colinas Area”, tenemos reserva allí.
-          ¿Cuando la hiciste?
-          Cuando estábamos esperando el vuelo en Roma, hice una llamada.
-          ¿Que tal está el hotel?
-          No lo sé, no he estado nunca aquí.

Era una grata sorpresa, había estado muchas horas en el avión, no había dormido bien, estaba a punto de anochecer y era bueno tener una cama, y… que razón tenía, cuando pillamos un taxi fuera del aeropuerto y llegamos al hotel en 10 minutos, me topé con aquel hotel de techos de dos aguas, que parecía la típica casa inglesa, con tres estrellas y encima una habitación matrimonial de una sola cama.

Cuando crucé la puertas de la habitación busqué alternativas, como por ejemplo un sofá, pero no había, deduje que el suelo era donde iba a pasar la coche.

Sacamos lo necesario de las maletas, y las puse bajo la cama, abrí las cortinas que daban al balconcito y pude ver cientos de luces procedentes de la ciudad, abrí la puerta corredera de cristal para que pasara el aire y me senté en la cama, Roberta suspiró se la veía cansada tambien.

-          Me voy a dar una ducha – me informó
-          Vale
-          No mires
-          ¿Quién te crees que soy?
-          Jajajaja – es broma, no me importaría ¿sabes?
-          ¡Vete ya al baño!

Roberta entró en el baño y no cerró la puerta del todo dejando una pequeña abertura, no sabía si lo estaba haciendo con el objetivo de tentarme, pero no estaba de humor para tonterías, aunque fuera muy atractiva le iba a ser complicado seducirme, bajé la mirada, miré mis zapatillas, me las quité y me sentí mejor, me agaché, saqué la maleta de Roberta, la abrí, extraje el ordenador y el libro, en una esquina de la habitación, había una mesa junto a dos sillas, allí abrí el ordenador.

Estaba configurado de manera que solo nosotros pudiéramos acceder, de hecho nada mas entrar me pedía una contraseña, no había nada en el libro y tampoco me había mencionado una contraseña de entrada, quizás solo se la hubieran dado a Roberta, sin embargo por probar introduje mi código de agente “JZ2893” y pude acceder, embocé una pequeña sonrisa, el logo de la agencia pareció en 3D de fondo, en realidad era el símbolo de Acuario y Piscis juntos, quizás el horóscopo de los fundadores.

Había diez carpetas, introduciendo uno de los códigos que había en el libro podía acceder a cada una de los nueve objetivos, pero… o faltaba un código en el libro o les sobraba una carpeta, no podía acceder a la décima carpeta, no le di importancia de momento, y accedí al primer objetivo, había una foto reciente…

Nombre: Christopher White
Edad: 43 años
Rasgos: Varón, blanco, ojos marrones, pelo castaño, 1,81 de altura.
Domicilio: Cuidad de Dallas, calle Roman 57.
Estado civil: Soltero
Ocupación: Camarero
Lugar de trabajo actual: Staybridge Suites Dallas – Las Colinas Area
IP de ordenador: 72.123.654.622 “lugar de trabajo”

Me quedé en shock, el objetivo que teníamos que interrogar y eliminar trabajaba en el hotel donde estábamos alojándonos, el hecho de que Roberta viniera a este hotel con todos los que hay no podía ser pura casualidad, estaba seguro, había mirado el archivo en algún momento, cerré la sección, guardé el ordenador y el libro en su lugar, me cambié de ropa y me dispuse a salir para ver el objetivo con mis propios ojos en el restaurante del hotel, además el IP del correo electrónico pertenecía al hotel, tenía que encontrar el ordenador y comprobarlo.

Me vestí adecuadamente para ir al restaurante que debía de estar abierto, recordé que no tenía el arma, tenía que vigilarlo para saber como interrogarlo y luego matarlo sin levantar sospechas, en ese momento Roberta salió del baño tapada solo con una toalla, llevaba el pelo mojado suelto.

-          ¿A donde vas?
-          ¿Sabias que el objetivo trabajaba aquí y no me habías dicho nada?
-          Si… no te dije nada porque sabía que irías a acabar con él en cuanto lo supieras y todavía no sabes que hay en los documentos.
-          ¿Y no es eso lo que tenemos que hacer?
-          Primero el ordenador, luego él.

Dio varios pasos hasta la cama y sacó de la maleta un traje, soltó la toalla quedando prácticamente desnuda, me daba la espalda, comenzó a ponerse su ropa interior, frente a mi, mientras me invitaba a acompañarla al restaurante para verle en persona como yo pretendía hacer, había pensado que era difícil seducirme, y de hecho lo era, pero al verla desnuda frente a mi, tenía un cuerpazo tan increíble que por un momento dudé sobre mis principios, que el físico no me importaba, ella sonreía y se colocaba la ropa interior muy despacio a propósito, todavía estaba mojada.

-          ¿Puedes coger la toalla y ponerla en el baño, por favor?.

La toalla estaba a sus pies, llevaba solo las bragas puestas y pretendía que me agachase, lo había logrado, ahora mi orgullo era lo único que evitaba que me lanzara sobre ella, si lo hacía, ¿pensaría que soy un tío fácil?, ¿que soy un trofeo mas?, otro tío que puede seducir solo con su cuerpo, yo no era eso, podía tener a todos los chicos que quisiera, pero jamás a mi, no quería comportarme como los demás chicos, yo era diferente, yo era maduro, no iba a permitir que una niña me sedujera.

-          Te espero en el restaurante – dije al fin y salí de la habitación.

Una vez en el pasillo pensé que si me hubiera agachado frente a ella a coger la toalla a solo unos centímetros de su cuerpo increíble, habría perdido el control, toqué mi anillo y lo froté.

-          Lo siento Romina, si algo ocurre no me lo tengas en cuenta… perdóname… - Dije en voz baja al anillo creyendo que pudiera escucharme.

Me centré en el objetivo, quería verlo, y por supuesto que antes de matarlo me sirviera la cena, bajé las escaleras, y ya pude ver el restaurante lleno de clientes del hotel.

Dentro de la habitación, Roberta miraba el ordenador, tecleaba un código  y accedía a la carpeta numero diez… se relamía los labios y sonreía como una adolescente, mientras miraba el ultimo de los objetivos…

- No podrás evitarme para siempre… Giovanni…